Algunos apuntes sobre la imagen personal

Existen muchos aspectos que son determinantes a la hora de definir a una persona como exitosa y profesional. La mayoría de las veces pensamos que una personalidad triunfante se mide a través de sus logros personales, colectivos o laborales, y es cierto, pero no son los únicos parámetros para hacerlo.
Si bien es verdad que para ser considerado exitoso lo primero que se debe tener en cuenta son las credenciales y los objetivos cumplidos, la mayoría de las veces y en un gran porcentaje el triunfo puede ser percibido desde la imagen personal reflejada.
Nos comunicamos permanentemente, aunque no lo hagamos sólo con las palabras. En el mundo profesional, empresarial y corporativo, gran parte de esa comunicación interpersonal está definida por el lenguaje no verbal, los gestos y la vestimenta.
En estos casos la imagen personal tiene un gran impacto, ya que es el reflejo activo de una personalidad o una manera de buscar que los demás nos observen de una forma determinada.
Todos proyectamos nuestra personalidad a través de la imagen que ofrecemos al exterior. Nuestra imagen es el reflejo de nuestro estado interno, nuestros valores, creencias, cultura y gustos. Es la forma en que transmitimos nuestros mensajes y de acuerdo a cómo lo hagamos y la importancia que les prestemos serán los resultados que obtendremos, la impresión que dejaremos en las mentes de las personas que nos ven por primera vez y las relaciones que creemos. Para sustentar la imagen, se debe reconocer la esencia personal.
Crear una imagen es un proceso alejado de la superficialidad, la frivolidad y los gustos o caprichos personales. Crear una imagen es un proceso racional, serio y profundo que requiere de conocimientos, creatividad y sensibilidad para alcanzar el objetivo.
Existen estudios psicológicos y sociológicos que indican que durante un primer encuentro entre dos o más personas en ambientes profesionales, la comunicación efectiva depende del lenguaje no verbal en porcentajes casi absolutos, relegando las palabras o el contenido discursivo a un plano totalmente secundario.
Piensen en alguna experiencia similar que hayan tenido, por ejemplo el primer encuentro con sus compañeros de oficina; es muy probable que no recuerden de lo que se habló pero sí qué postura corporal, gestos o vestimenta tenían sus interlocutores.
La imagen personal es muy importante, reconocerla y poder utilizarla en concordancia con nuestra personalidad, permite definirnos ante los otros, resaltar aptitudes, comunicar un interés concreto y demostrar nuestra capacidad de hacer, producir, liderar, negociar, empatizar y generar confianza.
Pero es fundamental que esa imagen sea el reflejo de nuestras habilidades positivas y tengan coherencia con nuestra personalidad, ya que de lo contrario, no seríamos sinceros ante los demás o estaríamos incómodos (no sólo se puede mentir con las palabras, sino también con la imagen personal).
Para empezar a desarrollar tu imagen personal, potenciarla y canalizarla, podés seguir estos sencillos pasos:
Lo primero a tener en cuenta es vestirse acorde a los objetivos. Si buscás una imagen más profesional y sobria en un ambiente de trabajo o, por el contrario, querés reflejar un aspecto descontracturado y amigable en reuniones sociales, tenés que seguir pautas de vestimenta y códigos de lenguaje no verbal para acompañarlos.
Por ejemplo: usar zapatos, traje y corbata si quiero dar una imagen prolija, comprometida y seria, o usar camisa sin corbata con un look más sport para que se vea reflejada una personalidad amigable y social.
También es necesario que sepas combinar los colores, conocer su interpretación psicológica y usar distintas texturas para aplicarlas a tu forma de vestir.
De cualquier manera y como lo hemos explicado antes, no sólo vestirse forma parte de esa imagen a transmitir. Por eso se debe complementar esa vestimenta con la actitud y el lenguaje no verbal, es decir, la postura, el movimiento y los gestos.
Una expresión relajada, serena y tranquila, movimientos corporales precisos, cuerpo erguido, mirada hacia adelante y la posición de las manos muestran a una persona más confiable para el observador o interlocutor.
Como hemos visto, la imagen personal no se compone únicamente del aspecto visual o la forma de vestirse. Es una combinación de varios factores que, unidos, pueden potenciar de forma extraordinaria nuestra capacidad de vincularnos con el entorno.
Existen varias técnicas y asesorías profesionales para que puedas incorporar hábitos de mejora en tu imagen personal, y siempre es momento de empezar a utilizarlas!

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