Liderazgo y gestión del cambio: por qué son importantes

Saber enfrentar cambios y gestionarlos es una habilidad trascendental en la vida cotidiana y en el mundo organizacional y empresarial. Esta aptitud no sólo sirve para resolver problemas o anticiparse a los efectos de ellos, sino que también refuerza las posiciones de liderazgo.

La gestión del cambio implica aplicar herramientas de planificación o solución en forma escalonada, para que todo el proceso de cambio, etapas a cumplir, pasos necesarios y las posibles problemáticas que surjan tengan una resolución que permita seguir con el paso siguiente, hasta llegar al objetivo final.

Entonces, un proceso de gestión del cambio consiste, básicamente, en una sucesión de decisiones tomadas desde el punto cero o situación inicial, hasta llegar al punto de arribo o situación deseada. Es evidente aquí que si este proceso no es llevado a cabo por una o varias personas con habilidades blandas bien desarrolladas o capacidad para dirigir equipos, la evolución de este cambio está destinada a fracasar.

La dinámica frenética, intensiva y avasallante de los tiempos actuales requiere cambios rápidos y gran adaptabilidad para poder adaptarse velozmente al contexto o las circunstancias. 

El liderazgo será fundamental para completar el proceso de cambio con éxito y sin inconvenientes. 

Pero la gestión del cambio se sostiene también con elementos de aprendizaje continuo, los cuales garantizan –junto a un liderazgo efectivo- que la organización pueda adaptarse rápidamente a condiciones deseadas.

Este aprendizaje a veces está a cargo de un área específica dentro de la empresa, pero por lo general las organizaciones no cuentan con especialistas y deben recurrir a las consultorías externas, que se encargan de potenciar el liderazgo de las personas y acompañar los procesos.

Casi todos los expertos coinciden en que hay distintos actores y situaciones dentro de una organización, y que estos pueden verse afectados en distintos niveles durante el desarrollo de las transformaciones.

Es importante entender que “verse afectados” tiene una connotación neutral y que no necesariamente significa que puede ser negativo o positivo, solo que forma parte del esquema.

¿Qué elementos de la gestión del cambio pueden verse involucrados?

Los primeros afectados son los protagonistas del cambio; los equipos de trabajo que tendrán que adaptarse al nuevo contexto, incluso con formación externa para adquirir nuevas habilidades. 

Luego, como elemento central, la comunicación interna que será el canal a través del cual serán comunicados los cambios, amparada en una estrategia que contemple la cultura corporativa y sus particularidades.

Finalmente, toda la gestión puede reflejarse a través de la comunicación externa para mostrar hacia afuera (clientes, público) que la organización está “viva” y cambia para mejorar, para adaptarse a los nuevos desafíos y avanzar hacia el futuro.

¿Qué tipos de resistencia al cambio hay?

Durante los procesos de cambio puede surgir cierta resistencia, fundamentalmente de las personas que no están bien informadas o no desean formar parte de la transformación.

La resistencia puede estar originada porque existen una o varias características, como por ejemplo:

  • Cuando el cambio no se entiende.
  • Cuando se está a la defensiva independientemente de cuál sea la propuesta.
  • Cuando no quieren saber por qué es necesario cambiar.
  • Cuando externamente se aparenta estar de acuerdo aunque internamente se piensa lo contrario.
  • Cuando se intenta evitar el cambio saboteándolo.
  • Cuando hay un acuerdo sin resistencia, pero tampoco compromiso.
  • Cuando se trata de desviar la atención para que se olvide el cambio con la esperanza de evitarlo.
  • Cuando no se expresa opinión, pero en realidad se está en desacuerdo.

A veces esta reticencia es de una persona o varias aisladas, pero puede ser grupal y es un inconveniente que debe ser tenido en cuenta cuando se comunican los cambios. La forma en que informamos (a través de la comunicación interna, por ejemplo) es clave para poder avanzar con éxito.

El cambio es, ciertas veces, difícil de enfrentar. Sin la debida planificación y un liderazgo acorde a su magnitud, los resultados pueden ser poco efectivos en el mejor de los casos y una amenaza directa si no se logra aplicar o no se tienen las aptitudes para ello.

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